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domingo, 14 de mayo de 2017

CRÍTICA LOGAN (2017), POR ALBERT GRAELLS

SISTEMA DE CALIFICACIÓN: ☆ MALA BUENA MUY BUENA EXCELENTE

Sinopsis: Con sus poderes irremediablemente mermados, por primera vez, Logan es verdaderamente vulnerable. Después de una vida de dolor y angustia, sin rumbo y perdido en un mundo donde los X-Men son leyenda, su mentor Charles Xavier le convence de asumir una última misión: proteger a una niña que será la única esperanza para la raza mutante.

CON SPOILERS

“Logan” es remarcablemente muy distinta a las otras dos películas sobre Lobezno en solitario, “X-Men orígenes: Lobezno” (Gavin Hood, 2009) y “Lobezno inmortal” (James Mangold, 2013), y es muy distinta porque esas dos eran películas con superhéroes y sobre Lobezno. Pero “Logan” no es una película con superhéroes y sobre Lobezno, es una película sin superhéroes y sobre Logan. “Logan” no es una película con superhéroes ni de X-Men porque en esta película los superhéroes en general y los X-Men en concreto ya no existen. En “Logan” la era de los mutantes es un paréntesis en la historia de la humanidad, pero sólo eso, un paréntesis, una corta era que ya ha llegado a su fin. Los últimos reductos de dicha era son Charles Xavier y Logan, con ellos se acaba la era de los mutantes, y precisamente con esta película, que narra la última semana de vida de Logan, y también los últimos días de vida de Charles Xavier, asistimos al ocaso de la era de los mutantes.

Esa es la palabra clave, la que define a la película, ocaso, crepúsculo, el fin de una era y de unos personajes que definieron esa era. En éste sentido “Logan” es fácilmente evocable con “Rurouni Kenshin” (Keishi Ôtomo, 2012) o “El último samurái” (Edward Zwick, 2003), porque en esas propuestas también somos testigos del ocaso de una era, en ese caso del Shogunato Tokugawa, y del fin de aquellos que definieron aquella era, los samuráis, innecesario reducto del pasado sin propósito alguno de existencia ni supervivencia al haber acabado el periodo Edo.

Sin embargo una ejemplificación más justa sería “El hombre que mató a Liberty Valance” (John Ford, 1962), dónde la llegada del personaje de James Stewart al pueblo de Shinbon supone el inicio del fin del oeste americano, el principio de la decadencia de los cowboys, que son los que definen el oeste americano. Y es precisamente con la llegada del ferrocarril y la muerte del hombre que mató a Liberty Valance cuando se termina la era de los cowboys, cuando muere el último de ellos, y por tanto concluye el paréntesis que supuso el oeste americano.


De hecho, es muy acertada la mención y observación en “Logan” del western “Raíces profundas” (George Stevens, 1953), sobretodo una escena del mencionado western que Xavier y Laura ven en televisión cuando reposan en el hotel de Oklahoma. En dicha escena de “Raíces profundas” el personaje de Shane, interpretado por Alan Ladd, le dice al pequeño Joey que ya no hay más pistoleros en el valle, una referencia a que en “Logan” ya no hay más mutantes originales. Resulta evidente que James Mangold, a la hora de idear “Logan”, se inspiró mucho en “Raíces profundas”, pues en ese western hay un matrimonio con un hijo que tienen una granja y son hostigados por un terrateniente y sus matones porque quieren hacerse con la granja, hasta que llega un pistolero, Shane, que les hace frente para ayudar a la familia a conservar su granja. Eso es algo que vemos precisamente en “Logan”. “Raíces profundas” no sólo sirve como anticipo de lo que vemos posteriormente en “Logan”, sino como una manera de evidenciar que “Logan” está desarrollada a modo de western, no es un western, pero tiene mucho de western, no sólo por la analogía del héroe solitario que ayuda o intenta ayudar a los que son atacados vilmente, sino también por la evidencia del fin de un periodo que se acaba, algo de lo que son conscientes incluso los propios personajes que definen dicho periodo.

Pero a parte de una narrativa propia del western, y con muchas ambientaciones propias del western, “Logan” también muestra un relato familiar. Mientras que en las películas sobre los X-Men los personajes principales formaban un equipo (o más de un equipo), en “Logan” Xavier, Logan y Laura forman una relación familiar, no necesariamente de sangre pero sí de afectividad. “Logan” es una película sobre hijos y sobre padres, y sobre la relación que hay entre ellos, y sobretodo de la necesidad de dependencia que se tienen los unos de los otros. Y también es una película sobre la vejez. En “Logan” nos encontramos con que Charles Xavier, la mente más poderosa del mundo, ya nonagenario, sufre una enfermedad neurodegenerativa, alzheimer o demencia senil, algo muy desgarrador. Y Logan no está mucho mejor, le pesan los años y se le ve más viejo, las heridas le tardan horas e incluso días en curarle, y le quedan cicatrices, una de las garras no termina de salir del todo, abusa con el alcohol, y necesita usar gafas para leer. Tanto Charles Xavier como Logan se sienten muy viejos y cansados, y Logan, además, se tiene que enfrentar a un versión joven de sí mismo que le supera en fuerza. Hacerse viejo, hacerse mayor, es algo muy jodido. Cuando los seres humanos envejecemos nuestro cuerpo se deteriora, no somos tan ágiles, tan rápidos, nos volvemos más lentos y pausados, e indefensos y frágiles, y eso nos pesa mucho. Pero si además de tener que sobrellevar el ser una sombra de lo que fuimos, encima nos tenemos que enfrentar a lo que fuimos, pues entonce nos sentimos desarmados e incapaces de evitar nuestro fin.


Las muertes de Charles Xavier y de Logan son muy distintas, pero son igual de tristes y están muy bien. Xavier muere sin poder pedirle perdón a Logan por lo que hizo; pide perdón, pero no se lo pide a Logan sino a alguien que él cree que es Logan. Pero finalmente Xavier acepta su muerte porque sabe que de éste modo paga por sus pecados y puede dejar atrás la carga de la culpabilidad. Sin embargo Logan sabe que va a morir, sabe que su fin está próximo, y no sólo sabe que va a morir sino que quiere morir, porque ya está cansado de la vida, por eso se permite el decidir él mismo cuando y cómo morir, luchando y sacrificarse para salvar vidas “indefensas”, un de ellas la de su hija Laura. Tenemos entonces que Xavier tiene una muerte injusta y expiatoria, y que Logan tiene una muerte épica y ansiada. Eso está muy bien porque son muertes muy acordes con el tono de la película, al igual que la muerte de los miembros de la familia de la granja, son muertes muy de western. Si algo hay en los western son muertes injustas y muertes épicas, y eso “Logan” lo tiene por su narrativa de western.

La niña... joder, con la niña. Ríete tú de Logan o de Lobezno en sus mejores tiempos. Laura es la más salvaje de todos, una niña que corta cabezas, piernas, brazos y todas las partes del cuerpo que tú quieras. La niña es una máquina de matar, parece como si quisiera competir con Logan para ver quién deja más cadáveres tras de sí. La niña que interpreta a Laura, Dafne Keen, lo hace muy bien, hace una muy buena actuación, se come la pantalla incluso en las escenas en las que su personaje no mata, en las que sólo come cereales o se pasea por la tienda de una gasolinera comiendo patatas. Espectacular el personaje de la niña, y espectacular la actuación de Dafne Keen.

Hablando de máquinas de matar, “Logan” es muy violenta. En la película hay mucha sangre, mucha violencia, muchas muertes, muchas amputaciones, decapitaciones, apuñalamientos, quemaduras, explosiones también, suicidios, disparos en la cabeza y en el cuello, garras clavándose en cráneos, en cabezas, en cajas torácicas... vamos, la película tiene un surtido de muerte, sangre y violencia que deja muy satisfecho, y eso está muy bien, porque debe ser así. Esto no es el “47 Ronin” de Keanu Reeves, dónde habían decapitaciones, amputación y apuñalamientos por doquier pero ni una gota de sangre. Al contrario, en “Logan” las muertes y la violencia son muy explícitas, algo que se agradece, porque la historia de la película, y sobretodo los personajes de Logan (el viejo y el joven) y Laura, así lo demandan.

Excelentes las escenas de acción, muy espectaculares, muy bien planificadas y muy bien grabadas, y también, por supuesto, un magnífico trabajo de efectos especiales, tanto artesanales como digitales. La película, a medida que va avanzando su último tercio, se va haciendo un poco larga, pero no molesta, no llega a hacerse pesada ni eterna, ni deja de entretener.

En conclusión. “Logan” termina por ser una estupenda película, una película no sólo digna del personaje sino también un final que necesitaba el personaje, un final grandioso, un final épico, honorífico y homenajeante. No hay más que ver el plano final de “Logan”, te toca el corazón.

Mi calificación es: