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viernes, 7 de agosto de 2015

CRÍTICA PORCO ROSSO (1992), POR ALBERT GRAELLS

SISTEMA DE CALIFICACIÓN: ☆ MALA BUENA MUY BUENA EXCELENTE

Sinopsis: Periodo de entreguerras. Porco es un cerdo aviador que frustra todos los actos de piratería perpetrados por los piratas aéreos del Adriático. Éstos, decididos a acabar con el valiente y hábil aviador, se ponen de acuerdo para contratar a un aventurero norteamericano cuya misión será eliminarlo.

“Prefiero ser un cerdo a ser un fascista”. En ésta sencilla pero demoledora frase, dicha por el protagonista del film, reside el sentido de “Porco Rosso”. El único elemento fantástico de la película está en que el protagonista es un tipo que resulta que es un cerdo. Realmente que el protagonista sea un cerdo no es indispensable para la historia, de hecho es un hecho irrisorio en la historia, todos los demás personajes aceptan que el protagonista sea un cerdo como un hecho irrelevante, sin importancia, como si no fuera un hecho fantástico o imposible. Pero el hecho de que el protagonista sea un tipo que es un cerdo le da sentido a la película, y que ésta esté ambientada en la Italia fascista de Mussolini tampoco es casualidad.

El hecho de que el protagonista sea un cerdo no deja de ser una metáfora de los complejos que todos tenemos o hemos tenido en nuestra vida, y que nos hacen sentir o nos han hecho sentir diferentes a todos los demás, complejos que nos hacen sentir o nos han hecho sentir menos dignos o inferiores a los demás. Y nuestros complejos de inferioridad suelen venir marcados por los arquetipos que impone la sociedad, las etiquetas con las que nos marca, y ahí es dónde Miyazaki expone lo mismo que Pasolini en “Saló o los 120 días de Sodoma”.


En “Saló o los 120 días de Sodoma” Pasolini contextualizaba la historia en un ambiente de fascismo (precisamente también en la Italia fascista de Mussolini) para criticar el capitalismo, puesto que para Pasolini el capitalismo era el fascismo. Miyazaki expone lo mismo, y no lo disimula. Como el país más capitalista, por ende el más fascista, es Estados Unidos, el mercenario que en la película es contratado para matar a Porco es estadounidense. Y tiene lógica, porque no hay nada más fascista que el sometimiento de las personas a un arquetipo, marcarlas con etiquetas, someterlas a una idealización que falsea la realidad. La sociedad rechaza y se burla de aquellos que no encajan en esos arquetipos, los menosprecia y los margina, y no hay nada que encaje menos que un cerdo que vuela en una sociedad fascista.

Sin embargo no deja de ser curioso que ese mismo pragmatismo lo podemos encontrar en “Matrix”. En el film de los Wachowski las máquinas tienen sometidos a los humanos, y los hacen vivir en una realidad virtual, inventada, ficticia. Los humanos incubados, que son la inmensa mayoría, están ciegos en la realidad que les han planteado, a diferencia de los rebeldes de Sión, una pequeña minoría, que rechazan esa realidad virtual, se niegan a vivir en ella e intentan destruirla, quieren acabar con el fascismo.

En la escena en que Neo ve por primera vez a Morfeo, éste le presenta dos posibilidades: tomar la píldora azul, y seguir viviendo en una realidad creada por programas informáticos, o tomar la píldora roja, descubrir la verdad y vivir en la auténtica realidad. La elección entre la píldora azul y roja no es realmente una elección entre la ilusión y la realidad, es una elección entre el fascismo y la libertad, entre aceptar y someterse al fascismo o rebelarse y luchar contra él. Sin embargo esa elección es tramposa, pues en la realidad virtual de Matrix los rebeldes se vuelven inexpresivos, carentes de emociones, actúan como máquinas, mientras que los programas informáticos muestran humanidad, expresan emociones. Es la paradoja de que los fascistas son los auténticos rebeldes. En “Porco Rosso” el protagonista prefiere ser un cerdo a ser un fascista, pero los verdaderos cerdos son los fascistas.

Pero Miyazaki no sólo critica el modelo capitalista por el fascismo que conlleva. También nos enseña que no tenemos que sentirnos acomplejados de lo que nos hace diferentes, de lo que nos hace sentir diferentes, sino aceptar como somos, lo que somos, lo que nos diferencia y nos hace sentir diferentes, y vivir con ello.


En ésta película Miyazaki muestra también, y nuevamente, la pasión que siente por la aviación. Desde “Nausicaä del valle del viento” a “El viento se levanta”, pasando por “El castillo en el cielo”, “Nicky, la aprendiz de bruja” o “El castillo ambulante”, Miyazaki no pierde oportunidad de exponer una contagiosa fascinación por la aviación (algo que no consiguió Scorsese en “El aviador”). Seguramente “Porco Rosso” es la película en la que Miyazaki ha conseguido mostrar la aviación de la manera más emocionante y visualmente extraordinaria. Las escenas de vuelo son realmente espectaculares, sensacionales. No sólo por el tratamiento de los planos, sino también por la animación, excelentemente realizada en toda la película. Las escenas dónde les aviones vuelan y se persiguen lucen de forma muy creíble, los movimientos son muy realistas.

Sin embargo “Porco Rosso” es la película de Miyazaki que menos me gusta. No estoy diciendo que sea una mala película, nada más lejos. Todo lo contrario, es una excelente película, al igual que el resto de sus películas. Todas las películas de Miyazaki son geniales, maravillosas. Pero de todas ellas “Porco Rosso” es la que menos me gusta.

Las películas de Miyazaki se pueden agrupar entre las que muestran una historia grandiosa en un contexto ambicioso, como “El castillo ambulante” o “La princesa Mononoke”, y las que tienen una historia pequeña en un contexto sencillo, como “Mi vecino Totoro” o “Ponyo en el acantilado”. Sin embargo “Porco Rosso” es diferente. Muestra un contexto ambicioso, pero sin embargo cuenta una historia pequeña. Y eso, en cierta medida, deja un poco insatisfecho. Al estar la película ambientada en la Italia fascista de Mussolini, y al haber pilotos de hidroaviones luchando entre ellos en batallas aéreas, se espera una historia más épica.

Sin embargo, es un pequeño defecto en comparación con la película en su conjunto, que resulta en una obra de visionado ineludible.

Mi calificación es: